¿A la gente no le da vergüenza creer
en el horóscopo? Me dirán que no soy quien, para señalar a nadie, pero como me
encantaría decirle a alguien a quién creo un impedido, exactamente eso:
Impedido mental. Aunque hoy, estaba pensando en el lenguaje y en lo que se ha
convertido lo que llaman el lenguaje inclusivo. Son como vegetarianos con
condiciones y restricciones. Impedidos. O los de la música, soy prejuiciosa y
me gusta ocultarlo, porque no quiero compartir esto que estoy sintiendo con un
montón de sí, impedidos. Tal cual, como yo. Además, intenté ocultar lo que
estaba pensando está vez, es que no es fácil creer que la gente dice tantas
cosas estúpidas como ráfagas en donde ninguno se quiere contradecir, en donde
parece que la falta de información es el mejor camino para ser feliz, el de
ignorar. Todos nos contradecimos, decimos que somos unos, hacemos otra,
realmente no sé qué hago aquí, viendo pasar en contradicción como una novela
barata. Y como no es suficiente ya, el gordo que cree poseer razones suficientes
para encasillar a mujeres, como si no verse con un cuerpo para ellos
clasificado 10/10 fuera relevante. Me da pereza, ver los rostros de todos.
Pasan tantas cosas frente a mí, por lo cual siento confusión extrema. Es que no
creo en nadie, nadie cree en mí. Siempre han dicho que soy una persona
demasiado pesimista; la verdad no me parece no tengo la culpa que ellos hablen
desde una realidad que no les pertenece, pero está, la mía, es la que me gusta
mostrar, en fotos en Instagram, con filosofía barata en twitter; con chistes
malos en Facebook; es que todos estamos perdiendo tiempo. Todo el tiempo,
solemos querer hacer cosas con otros, pero no sabemos que queremos hacer con
nuestras vacías vidas. Ilusos. Pasamos de engañar a engañarnos con una facilidad
que abruma. Queremos que nuestros familiares sean felices, pero somos
proveedores de desgracias principalmente justificados por el árbol genealógico.
De lo nefasto. ¿Ustedes antes había leído un cuento, sin inicio y menos creer
en un desenlace? Pues es este, lo tienen frente a sus narices, o es que no la
reconocen cuando la ven… Ah, sí. Yo recuerdo que ese tema salió en un capítulo
de los Simpson, la dignidad que le falta a la mayoría de gente que conozco. Más
cuando son incapaces de demostrar compasión con otros, hasta con ellos mismos.
De repente se vuelven tacaños con ellos y sus emociones, racionan los más
severos sentimientos y le ponen condicionante a los deseos. De los cuentos que
no son cuentos, de las historias que no tienen relación, de buscar una
explicación cuando evidentemente JAMÁS hallarán, siempre sentiré curiosidad.
Hoy me duele el sueño, el tiempo perdido, los momentos que nunca quisimos
propiciar. Quiero, pero no quiero. Siento, pero no siento, es un cuento, pero
no lo es. Quiere conectar a una historia, pero más parece un montón de ideas
sin sentidos u orden. Siendo un niño quiere ser lo uno y lo otro, pero al mismo
tiempo no quiere ser nada porque carece de toda genialidad, pero como los papás
lo quieren convencer para cubrir sus sueños frustrados ¿cómo le hacemos? Pues
nada, yo prefiero no cumplir sus expectativas, mejor las mías antes de que
estalle, pero antes de considerar hacerlo quiero que sepan que uno de los seres
que más quiero en este espacio son los animales. Ya me dijeron que no puedo
hablar de temas delicados y si no es ahora, ni idea cuando será.
Cuando lo pequeño es pequeño, pero el sentimiento es grande, todo cambia. Cuando el alma solloza en un día nublado es complejo. Se complica lo que significa una canción, se complica lo sencillo; se complica lo que simplemente no se debería complicar. Pero, es que somos expertos en importunar nuestro espíritu con banalidades que desgastan la mente. Nuestra energía pura es vital para sobrevivir en este mundo de complicaciones, complejidades expuestas por nuestra creciente necesidad de encontrar lo que ya tenemos en la mano, por lo general paz y felicidad. Cierto es, que si no somos generadores de estás dos cosas muy seguramente los días se desvanecerán en carrera maratónica… ¡Todo! Aunque, eso a nadie parece importarle, debe ser traumático sentir lo que nadie siente y querer expresarlo sin poder realizarlo usando ni palabras u acciones adecuadas. Es que solemos ser tan torpes que la creciente luminosidad de nuestros pensamientos nos deja en callejones oscuros casi siempre, al finalizar
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