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Mostrando entradas de abril, 2011

Nos cuesta

Quisiera decir (te) : “Si no te hubieras acostumbrado a rendirte con tanta facilidad cuando las cosas se ponen difíciles hoy y muy seguramente mañana no tendrías que excusarte, mucho menos arrepentirte. Tragarse el orgullo no sería una experiencia dolorosa” Yo: “No estaría aquí esperando tranquilamente que pase lo inevitable”

... Un cuento!

Una mañana lluviosa la vieron salir de prisa, quisieron atraparla, huía y a lo lejos se veía una gran nube gris. No era el clima, era su vida que se apagaba, era su corazón marchito, su alma olvidada… Sus sentimientos quedaron entre renglones; al voltear la esquina le robaron lo que debía recordar, amenazaron su dignidad, ella del susto dejo caer su amor: lo tenía escrito en una hoja de papel, cayó en un charco… se mojó, la tinta se corrió. El ladrón nuevamente la amenazo y le exigió sacará del bolsillo su corazón… ella obedeció, pero este cuando lo vio solo se ofendió, la insulto. Indignado le reclamo: ¿Ese es un corazón? La empujo y cayo justamente donde había caído su amor, después de un tiempo sollozar, se puso de pie, se devolvió… peor que cuando había querido huir. Esperanzas maltrechas. Cerro los ojos imploro claridad, un segundo de lucidez. Solo atino por jurar: “De hoy en adelante tomaré mis decisiones sin mirar atrás”

¿Alguna equivocación?

De repente, siento que las decisiones tomadas fueron las mejores, fueron meditadas, organizadas, pero, siempre… se nos olvida pensar en alguien más, somos egoístas. Se nos olvida ver lo simple, se nos olvida ver lo obvio a los ojos, lo obvio no tan obvio porque muy seguramente no existiría servicio al cliente para cualquier producto. Se olvido un buzón de sugerencias para lo cotidiano. Solo podemos molestarnos, se nos olvidó retirar las dudas, tal vez apuntarlas, meditarlas y suponer por lo menos mejorarlas. ¿Lo que jamás he acabado de comprender por qué nos cuesta decir nuestras molestias, nuestros errores al otro? Nos acostumbramos a estar de mal humor y mandar todo a la porra ¿Las cosas se solucionan? Se nos olvidó que ser egoístas tiene grandes desventajas, que la felicidad dura poco, suele durar poco y que evidentemente no debería ser así, puesto lo que dura la felicidad dependería de cada uno, de nuestra tranquilidad ¿Tanto nos pesa la conciencia? Me equivoco con las personas con

Simplemente: Perder.

Por lo general, los errores principalmente se pagan en primera instancia económicamente, muchos afirmamos que el dinero a la larga es lo de menos, lo que menos importa, pero es motivo de discordias entre amigos de años como ejemplo… Perdemos sentimientos. Perdemos oportunidades. Perdemos sensibilidad. Perdemos confianza. Perdemos humildad. Perdemos sinceridad. Perdemos dignidad. Perdemos años valiosos. Perdemos a quienes amamos. Perdemos y se nos esboza una gran sonrisa de idiotas… Cada vez que perdemos algo nos debería dar un calambre en la parte más sensible que nos alerte, que nos diga que perder no es bueno, que perder minuto a minuto lo valioso es irreparable. Si algún día aprendemos a no seguir perdiendo, a no seguir atados, a tomar decisiones oportunas posiblemente seamos más felices. Deberíamos perder realmente la costumbre de dejar ir lo que amamos de nuestras manos.

¿Qué te parecen los vínculos imborrables

Jamás me gustó jugar a las escondidas, ahora menos… no sé si será la edad pero me canso muy rápido, me irrito con mayor facilidad. Levanto la cara sin avergonzarme absolutamente de nada todos los días de mi vida. Tal vez me sonroje pero con seguridad es algún dulce ácido que me metí a la boca. Se me olvidó contar que me volví incrédula, entonces las explicaciones sobran, me parecen tontas y hasta ridículas. De repente, también me volvió la tranquilidad como la pasión; por consiguiente, todo hasta el final, con las consecuencias que den a lugar. Me he partido el culo tratando de hacer lo correcto, no desconozco los posibles esfuerzos que como yo otros deben hacer por pellizcar la realidad día a día. Ante todo el respeto a mi madre. Soy madre, sé que es cargar un hijo en el vientre por un lapso de tiempo, sé que es una contracción, sé que es parirlo, sé que es amamantarlo… Sé que es tratar de edificarle unas bases. Pero, sin desconocer y con lo que vemos a diario decidí algo; por los hi

¿Escéptica?

¿Dudo por dudar? ¿Por consiguiente indecisa? ¡No! Quiero Revestirme de valor para dejar estas arenas movedizas para edificar lo que soy en roca sólida. Necesito una “reestructuración” ó porque no una “demolición” simplemente para iniciar de nuevo. Siempre, cuando se derrumba una casa, edificio, se termina guardando algunas cosas que muy seguramente servirán para la nueva. En efecto, no puedo ni quiero borrar las experiencias, lo que llevo dentro como insignia de lo que debo recordar. Mi memoria quedará intacta. Sufrí un golpe estremecedor, sin lágrimas, sin traumas; sin negar lo innegable: Mucho dolor. Hoy, ante lo inminente quisiera ser solo espectador mientras observo este gran circo. Una familia, unos amigos, gente… que solo vive en constante cambio. Un gran NO es lo que me hace falta, ser más contundente, de pronto ser un poquito más hijueput*. La paciencia ayer se me acabo, la tranquilidad fue de forma inclemente pisoteada, la consideración le fracturaron las piernas. Solo me que

Odiar

Alguien dijo que el desayuno como el odio no es necesario? Diríamos vital en sus determinantes y debidas dosis. Odiar hace parte de nuestra vida, corre por nuestras venas, es decisivo, es incluso tan necesario como el amor, solo que sin dudarlo más fácil, odiar no implica espacios en la agenda, dinero para invitaciones, transportarse, chocolates, tarjetas con mensajitos “románticos” ó flores, disposición. Las energías que se le dedican no inciden en todas tus actividades diarias (Como si ocurre cuando se esta enamorado), a ratos nos libera… radicalmente, nos sacude, a quien no le gusta la pelea? Odiar debería tener un día nacional, pertenecer a los actos culturales. En este momento no me refiero al odio producto del dolor ó de algún hecho en particular. El odio en su expresión más simple, el odio con un(a) desconocido(a). ¿Cuántas veces odiamos sin conocer, Sin cruzar palabra? Odiamos al vecino al cual hemos saludado pero al que creemos con mayor y mejor suerte que la que uno tiene,

Conciencia

Quién puede jactarse diciendo que jamás se le ha pasado un mal pensamiento por la cabeza? Quién puede suponer que no hemos envidiado jamás nada? Quién ha pasado un día sin cuestionar nada acerca de algo (hecho, persona)? Así somos y vivimos en constante movimiento, somos y seguimos sintiendo. A ratos jugamos a las responsabilidades, otras a las escondidas, a veces, mentimos y nos justificamos. Otras intentamos hacer lo mejor y fracasamos, otras nos ilusionamos para quedar luego como globos desinflados, perdemos y perder nos enoja ¿A quién le gusta? Hacemos apuestas de vida y salimos victoriosos, a veces la victoria se convierte en la lotería que nos ganamos cuando no teníamos nada y lo desbaratamos todo. A ratos mordemos triunfos y las derrotas nos aplastan. El ánimo es un sube y baja donde los niños ríen a carcajadas de emoción y lloran si de pronto cayeron y las rodillas sangran ó porque no cuando mamá dice: “Nos vamos”, pero, así es, justamente de eso se trata dirían las abuelas. D