Comunicarse.
Comunicarse no es fácil…
Más cuando la persona que no se sabe comunicar supone que
cada desacuerdo es definitivamente una discusión o una pelea, cuando se carece de
responsabilidad vamos a tomar siempre cada comentario de retroalimentación como
un ataque, cuando las personas no tienen conciencia o muy poca conciencia de si
mismas tomarán cada límite como una traición. La mayoría de las veces los
comportamientos de las personas son un espejo de su inhabilidad para poder confrontarse
a sí mismos.
Y no es un pecado no saber comunicarse, lo que debería ser
un pecado es que terminen poniendo la responsabilidad en los demás y aún a sabiendas,
con la conciencia que se debería trabajar, no sé haga.
Y así, la culpa se come a la responsabilidad.
No permitan que los miedos, las frustraciones, las
relaciones fallidas sean la constante. Permítanse avanzar, permitirse comunicar
lo que ahoga, aclarar la garganta y no vulnerar la fragilidad del otro.
Todos, podemos decidir en algún momento el impacto. ¿Qué vas
a decidir?
Besos,
Y.
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