Los nuevos inicios.
Siempre estamos comenzando algo, siempre… Y no hay nada más difícil, desprendernos de nuestra cotidianidad y porque no a la comodidad para enfrentarnos a lo desconocido y más cuando los recuerdos nos persiguen en la retina. Con el rabito del ojo estamos sosteniendo ese contacto. Pensamos en que debemos desprendernos y nos cuesta. Casi siempre se termina dando porque es una necesidad, ante nuestra estabilidad ya sea emocional, física y espiritual, pero a veces sucede por capricho; como dirían las abuelas: “La buena vida cansa y la mala amansa”, porque siempre estamos pidiendo más, inconformes con la hora de trabajo, con la comida, con el salario, con las relaciones en la familia, cuando al final es un auto engaño, creer que todo y todos tienen un porcentaje en ese complot que nos armamos en la cabeza cuando el único culpable es… Usted mismo. Como culpar a otros de las malas acciones, es como las religiones, usted no necesita –convertirse- para ser un buen “cristiano”, esa buena ...