Desprenderse.
Desprenderse para
no sufrir.
El apego
constante a cosas que a la larga no son de uno. El apego a personas,
situaciones, actuaciones, y sobre todo sentimientos que terminan sepultándonos
en el sufrimiento. Uno de los principios de algunas religiones es el dirigirse,
concentrarse en hallar el nirvana que, por supuesto no es un lugar, si no un
estado de la persona, un estado de desapego a lo mundano, a una vida fingida,
engañosa que sin muchos adornos lo llevará al dolor.
Enfrentar como
ejemplo una pérdida… Es normal sentir dolor, vivir el dolor, lo que no está
bien es acostumbrarse a él y suponer que no puedes surgir después de aquel
tropiezo... Y que tal no fuéramos capaces de levantarnos, que tal no contáramos
con la fuerza, la energía, con la voluntad suficiente para
sobreponernos ante la adversidad, revertirse de valor y luchar con
humildad debería ser consigna.
Debemos recordar
con cierta regularidad cual es nuestro objetivo en la vida, o por lo menos cuál
es ese propósito trazado. Lo que quieres, serás.
Abrimos los ojos y
todo es ayer.
Que no nos fulmine
el tiempo.
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