Decidir.

Después de cierta edad, ya no podemos culpar a la infancia, al padre ausente, a la madre tóxica, a la escuela que no nos entendía. Eso explica mucho, pero no lo justifica todo.

Llega un punto en el que ya no somos producto del medio ambiente, somos producto de nuestras elecciones. Entonces, es difícil mirar al espejo. La vida pide, exige valor para sanar, para reconstruirse, para ser la persona que nunca te enseñaron a ser.

O eliges si sigues siendo rehén de lo que te lastimó o decides escribir una nueva historia.

El dolor no sé le evita. Pero el destino, Ah… Ese, el destino se puede reinventar cada día.

Besos,

Y.

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