Duelo.
Creo
que nadie sabe nada de duelos, si no ha pasado por uno de ellos. Es más, hay
duelos de los que nadie habla… Intentémoslo hoy.
Padres,
es importante entender que nuestros padres son o fueron las personas que
fueron, y ya. Intentar no idealizarlos, lo que de repente hubiéramos esperado,
o que definitivamente lo que en algún momento quisiéramos que fueran. Entender
que tienen sus propias limitaciones, sus fallas… Es nuestro camino de emprender
hacía la madurez.
Duelos
a los sueños, aceptar que a veces tenemos sueños que en algún momento luchamos
dejándolo todo y en el transcurso de la lucha, ya no es nuestro sueño, o muy
seguramente ya no compensa todo el “sacrificio” de trabajo para poder
alcanzarlo, y solamente nos desgastó, robo paz. Fue, pero ya no es.
Duelo
a las amistades que no son para siempre, creíamos que lo eran y un día
solamente entendimos que hubo tiempo invertido en ello. O sea, reconocer que
algunas amistades no están destinadas para que representen un para siempre, así
hayan sido realmente significativas, de repente así podamos apreciar los
momentos compartidos sin que exista algún tipo de resentimientos. La vida es
fugaz, inesperada, con múltiples complejidades, pero es justo eso, la esencia
de sentir.
El
duelo de entender que ser adulto no es absolutamente nada lo que un día imaginamos.
Hoy,
voy a lo sencillo. Enfrentar duelos silenciosos que nos enseñan a abrazar la
realidad tal cual como es, y a encontrar paz en nuestra propia autenticidad.
Besos.
Y.
Comentarios