¡No hay peor herida que la del corazón, ni peor maldad que la de la mujer! ¡No hay peor sufrimiento que el causado por el odio, ni peor venganza que la venganza de rivales! ¡No hay veneno como el de la serpiente, ni enojo como el de la mujer! Prefiero vivir con un león o con un dragón, que vivir con una mujer malvada. La maldad de la mujer hace que el marido ponga peor cara que un oso. Cuando él se encuentra entre sus amigos, suspira sin querer. Cualquier maldad es poca, comparada con la de la mujer; ése será el castigo para el pecador. Como cuesta arenosa para los pies de un viejo es la mujer charlatana para un hombre tranquilo. No te dejes seducir por la belleza de una mujer ni codicies lo que posee, porque es muy feo y vergonzoso que la mujer mantenga a su marido. Manos débiles, rodillas temblorosas: así es el hombre a quien su mujer no hace feliz. Por una mujer empezó el pecado, y por ella todos morimos. No des salida al agua de un río, ni libertad a una mu...