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Mostrando entradas de junio, 2024

Verdades ¿Incómodas?

Me dijeron un día: A ti te joden porque eres muy buena. ¡Error! La gente no me jode porque yo sea muy buena, me joden porque realmente ellos son irrespetuosos, están acostumbrados a ser abusadores, aprovechados, desleales y la cereza del pastel: Mentirosos. Y ¡paf! Eso no es mi culpa. Me parecería injusto o más bien, me puedo negar a creer que la única manera de hacerle frente a la “gente mala” es convertirme en uno de ellos. Ir a terapia, (por lo menos a mí), me dio a entender, si para que no me jodan tengo que dejar a un lado mi bondad, realmente el mundo ya me jodió. Entonces, el camino ahora se volvió más fácil. Empezando por: Nadie vino a cambiar a nadie. La gente herida, hiere gente. La gente curada, cura gente. La gente amada, ama gente. Las personas que cambian para bien cambian gente. Las personas amargadas, amargan personas. Así, determinarás en algún punto de tu existencia de quién rodearte. Rodearnos de quién nos da y permiten vivir en paz. Besos. Y.

Soledad 2.0

¿La soledad de quién debería recibir comprensión? En ocasiones reflexiono sobre qué realmente me puede hacer sentir sola. Definitivamente no puede ser la ausencia física de personas, porque sinceramente en muchas oportunidades me sentí acompañada, aún en la distancia, y aún teniendo personas cerca me sentí increíblemente sola. Entonces, por más ridículo que te parezca leer las siguientes líneas para mí, la soledad que rompe, la que uno siente, es la dificultad de encontrar comprensión en otros corazones. Cuando queriendo decir algo, gritar algo, se debe callar; por el miedo inexplicable e inoperante de no herir al otro, así el otro en su trono de superioridad lo haga sin reparo a lo que sientas. O cuando te decides a hablar, lo hagas frente a una pared, aquellas personas que no le interesa expandir su corazón, mucho menos la mente para comprender. Y así, hasta la verdad sin empatía se convierte en simple y llana crueldad. No ames, si no estás dispuesto a ceder y comprender.   B

Duelo.

Creo que nadie sabe nada de duelos, si no ha pasado por uno de ellos. Es más, hay duelos de los que nadie habla… Intentémoslo hoy. Padres, es importante entender que nuestros padres son o fueron las personas que fueron, y ya. Intentar no idealizarlos, lo que de repente hubiéramos esperado, o que definitivamente lo que en algún momento quisiéramos que fueran. Entender que tienen sus propias limitaciones, sus fallas… Es nuestro camino de emprender hacía la madurez. Duelos a los sueños, aceptar que a veces tenemos sueños que en algún momento luchamos dejándolo todo y en el transcurso de la lucha, ya no es nuestro sueño, o muy seguramente ya no compensa todo el “sacrificio” de trabajo para poder alcanzarlo, y solamente nos desgastó, robo paz. Fue, pero ya no es. Duelo a las amistades que no son para siempre, creíamos que lo eran y un día solamente entendimos que hubo tiempo invertido en ello. O sea, reconocer que algunas amistades no están destinadas para que representen un para siem