¿Soltar o aferrarse?

Es una decisión y una constante personal. Y si lo pensamos mejor son las dos, porque debemos soltar lo que nos ahoga; aferrarnos a lo que nos nutre el alma y el espíritu, aunque reconocerlo sea una tarea compleja.

En estos meses he aprendido algunas cosas, no es oportuno quedarse atrapados en sentimientos, relaciones y momentos que nos causen dolor, simplemente no nos dejan avanzar. Anclarse al pasado no es una opción que resuma la tranquilidad. Pero, también debemos dejar de forzar esas situaciones, porque no siempre las cosas sucederán como queremos, más cuando depende de otras personas. Es importante, dejar de luchar para mantener una situación; en donde lo más seguro es que no haya un sustento importante para eso y el resultado sea frustrante.

Realmente saber que nos aferramos a través de los años y vamos incorporando comportamientos que no son adecuados sucede inadvertidamente, mediante malos hábitos, comportamientos, actitudes, emociones… Pero, lo importante al final es intentar dejar lo que nos paraliza, es dejar el miedo a lo desconocido y atreverse desde el análisis y un trabajo de autoconocimiento. Solo así puedo pensar que podemos tomar acción y dejar en principio de vulnerarnos y por ese mismo camino dejar de hacerlo con otros; por lo general con aquellos que decimos amar.

 

 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Parar.

Soledad.

Mis señalamientos.