Nuestra Carta

Bogotá, Abril de 2007

Una carta,

A tu sonrisa, a tu fresca manera de existir, por tus recuerdos,
Por tus manos, por tu mirada en mi. Por la provocación constante de tus labios, por el efecto de tus palabras, por tu forma de escribir. Por lo que eres en mí.
Y de repente una estrella fugaz.
Y de repente era luz para convertirse en noche, no oscuridad, solo noche. Tú noche… Cuando partiste dejando un alma, varias almas.
Estas, te vas, regresas, ahora no estas, o ¿si?
La oscuridad desvanece, tú luz parpadea y el bosque de la vida se hace espeso.
Puse tanta fe en ti, puse tanta fe en mí, puse demasiada fe en el construir juntos, en el despertar cada mañana pensando en dos y reconstruimos, a la fuerza lo hicimos.
Ahora, los colores parecen diferentes, combinan diferente.
Apenas recuerdo lo que fuimos… después de librar varias batallas llega lo inesperado.
Te deseo tanta felicidad, deseo que tu vida se inunde de amor, que tus elecciones sean las correctas, deseo que no te equivoques.
Y anhelo para mis manos amor, tranquilidad, sabiduría, deseo lo maravilloso para mis amigos, que conquisten sueños, que derriben paredes de soledad.

Quiero que ese amor que nos inunda se de, quiero reemplazar recuerdos por realidad.

Quiero que ya no estemos ausentes.

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